Los
participantes del juego empiezan a padecer la soledad y el encierro.
Muchos se largan a llorar.
Yamón:
Muchachos, estoy sintiéndome mal...
Gayego:
¿Qué
pasa Yamón?
Yamón:
No sé, me siento vacío, solo, como que a nadie le
importa que estamos acá en un momento difícil.
Cagasso:
Yo también me siento así.
Alonzo:
Bueno, cada uno tiene su forma, pero yo me siento de esta manera...
Miren...
Daviche:
Pará, Buto, estamos hablando de cómo nos sentimos,
no de cómo nos sentamos.
Alonzo:
Ah...
Ortoga:
Todos nos sentimos mal, estamos muy solos.
Gayego:
Pero uds. ya sabían las reglas, esto fue siempre así,
poca gente nos acompaña.
Daviche:
Y encima los pocos que aparecen nos putean.
Méndez:
Io también me siento muy solo, io que estaba acostumbrado
a andar de fiesta en fiesta... Acá no tengo ni a la Boloco.
Cagasso:
Me gustaría que me apoyen más...
Alonzo:
Uh... ¡a mí también!
Yamón:
¿Y que podemos hacer para sentirnos mejor?
Méndez:
Io propongo que vendamos un par de armas, es un buen negocio y nos
puede ir bien.
Cagasso:
Pero, ¡eso es ilegal!
Daviche:
Mirá, a esta altura que importa que es legal y que no...
Cagasso:
No lo puedo creer, a mí me habían formado con otros
principios.
Yamón:
Mirá, vos tendrías que mejorar un poco en lo que estás
haciendo, sino te voy a rajar de acá.
Cagasso:
Pero si vos mismo me pediste para que venga, ¿ahora me querés
rajar?
Daviche:
Muchachos, tengan calma, las elecciones están cerca y todo
se va a poner mejor después.
Méndez:
¿Elecciones? Tengo unas ganas de presentarme, io nunca he
perdido una elección...
Ortoga:
¿Y la Boloco no se perdió ninguna?
Méndez:
¿Qué cosa?
Ortoga:
Y... erección.
Méndez:
Dije elección. E-L-E-C-C-I-O-N.
|